Si bien es cierto que la economía peruana creció en forma significativa desde que se elevaron los precios de los minerales que exporta, pero ese crecimiento en modo alguno beneficio al desarrollo nacional. La injusticia y la desigualdad se agudizaron en la sociedad.
Pero los gobiernos de turno desde Fujimori-Montesinos, García y Humala Tasso no solo anuncian con bombos y platillos la reducción de la pobreza sino compiten entre ellos quien lo hace mejor (reducción acelerada versus reducción chorreo). Si tomamos en serio estas cifras de reducción anunciados por cada uno de ellos, ya no existiría pobreza y el Perú según los sueños de Alan García (secundarios al litio) pasaría a integrar el primer mundo junto a EEUU, la CE y China para el 2021.
Los países utilizan varios criterios estadísticos para medir cuantitativamente la pobreza, los más usados son la llamada "pobreza monetaria" y la otra es la "ausencia de las necesidades básicas". La primera, tradicionalmente usada (y abusada) por los gobiernos de turno, se presta a manipulaciones sesgadas para propósitos políticos y propaganda.
Lo primero que se hace en un estudio convencional sobre la pobreza es definir los términos, variables y asunciones. Aquí es la madre de la farsa: ¿Quién ya no es pobre en el Perú? El que gana menos de $257 soles mensuales equivalente al salario mínimo, un salario de hambre y uno de los más bajos en el mundo. Pobreza extrema según el gobierno (INEI) es de $145 soles equivalente a lo que gana un limosnero en la calle durante un mes. Este estimado de "extremadamente pobres" es arbitrario y subjetivo.
Estudios de la ONU demuestran que la cantidad de dinero mínimo para cubrir los gastos de primera necesidad para un individuo en Lima (una de las ciudades más caras de Latinoamérica) es de US$450 al mes. El gobierno de Humala usa como canasta básica familiar los $292 soles establecidas en los tiempos de cólera o fujishock de la dictadura en los 90s.
El segundo punto que se debe definir aquí es la estrategia que usaron para coleccionar data, medirlos, analizarlos y sintetizarlos. Aquí surgen varias preguntas, la primera es si la muestra utilizada en representativa de la población en general. Por ejemplo en el Departamento de Apurímac, dicen que se escogieron a mil personas, ¿Cuál es criterio usado para escoger al grupo de personas entrevistadas?, ¿Si los lugares escogidos fueron los que reciben asistencialismo temporal? ¡Cuando estos programas terminen volverán a ser pobres ¡¿Cómo midieron los ingresos, la salud, educación, impactos ambientales y otros variables? ¿Qué software estadístico y que técnicas analíticas se utilizaron para relacionar las variables?
Según las cifras del gobierno, cerca a 800,000 personas de más de 11 millones de personas pobres y extremadamente pobres dejaron de ser pobres. Aun en el caso que aceptemos sus cifras cocinadas, ¿de qué se jactan estos chupasangres si todavía hay 11 millones de peruanos pobres en tiempos de bonanza económica?
Otro dato que no pueden esconder es que la cuarta parte del campo (cerca al 25%) vive en pobreza extrema confirmando que el problema campesino está lejos de resolverse bajo este sistema y volviendo a considerar al campesino como el motor de la revolución democrática.
Más de la mitad de la población en los departamentos de Apurímac, Cajamarca, Huancavelica, Huánuco y Ayacucho viven en la pobreza y extrema pobreza. La mayor parte de la población económicamente activa (PEA) está desocupada o participa de alguna forma en la informalidad, más del 80% de la PEA trabaja sin beneficios sociales ni derechos laborales. Se estima la desocupación de la juventud (16-24) en más del 90%.
No se puede hablar de la pobreza de las mayorías sin hablar del incremento abrumador de la riqueza de la minoría. Usando cifras oficiales del 2007, un 5% de ricos tuvieron ingresos de S/1,332 millones de soles, y más del 40% recibieron S/171 millones. Se estima que siete años después (2014) la cifra para los ricos se ha triplicado y para los pobres (considerando el incremento poblacional), los ingresos están "congelados".
Estamos frente a un Estado que por medio de su política económica ha institucionalizado la corrupción y pobreza, barniza su reducción, para enriquecer a una minoría oligárquica. Un Estado que se dedica a impulsar el saqueo de nuestras riquezas, mantiene salarios de hambre, no regula la contaminación minera ni energética, ni redistribuye la riqueza vía los tributos.
Es un Estado castrado de su función social, violador de los derechos fundamentales, que persigue y encarcela con crueldad y sin tregua a la oposición política y es extremadamente servil al mercado dominado por las transnacionales.
Es un Estado corrupto que no sirve a los intereses del pueblo peruano, que ha mercenarizado los medios de información monopolizados, especialmente la TV para criminalizar la justa lucha del proletariado, campesinado, los maestros, empleados públicos, médicos, estudiantes, etc. impidiendo a sangre y fuego todo intento de transformar la sociedad de peruana.
Solo por conveniencia política hablan de "reducir la pobreza", cuando hay crisis internacional, cuando China desacelera su economía, EEUU se estanca y los precios del oro y el cobre se reducen. Reportan sobre pobreza cuando las ganancias caen y las economías se paralizan, el propósito tratar de justificar más saqueo, más impunidad ambiental y los salarios de hambre ni siquiera está en la agenda como dijo la Heredia. No está en la agenda tampoco los impuestos justos (como anuncio la Bachelet en Chile), ya se olvidaron de las regalías mineras y las sobreganancias mineras que prometen de candidatos.
Basta de engañar al pueblo con asistencialismo y ONGs que duran mientras las mineras exploten la riqueza. Eso no es inclusión social sino un chantaje social. Hacen eso en lugar de proteger a los campesinos de la usurpación de sus tierras, evitar la destrucción de sus vidas envenenando sus aguas dulces con mercurio y cianuro, proteger el mercado interno y no lo regale vía TLC a productores de potencias como EEUU, chinas, chilenas, etc.
La tarea de hoy es unir al pueblo contra la reacción y el imperialismo.
William Palomino
Abancay, Perú. 08-05-2014