Por: Jack A. Smith*
Lunes 8 de abril de 2013
¿Qué está ocurriendo entre Estados Unidos y Corea del Norte que esta semana ha generado titulares como “Aumenta las tensiones de corea” y “Corea del Norte amenaza a Estados Unidos”?
The New York Times informaba el 30 de marzo:
“Esta semana el joven dirigente de Corea del Norte, Kim Jung-un, ordenó a sus subordinados prepararse para un ataque con misiles a Estados Unidos. Se mostró en un centro de mando frente a un mapa colgado en la pared con el atrevido e improbable titulo de “Planes para atacar el territorio de Estados Unidos”. Unos días antes sus generales se jactaron de haber desarrollado una ojiva nuclear “estilo coreano” que podía encajar en un misil de largo alcance”.
Estados Unidos sabe bien que las declaraciones de Corea del Norte no están respaldadas por un poder militar suficiente para implementar sus amenazas retóricas, pero la tensión parece estar aumentando de todos modo. ¿Qué está ocurriendo? Tengo que retroceder un poco en el tiempo para explicar la situación.
Desde el final de la Guerra de Corea hace 60 años el gobierno de la República Popular Democrática de Corea del Norte (RPDCN o Corea del Norte) ha hecho repetidas veces prácticamente las mismas cuatro propuestas a Estados Unidos. Estas son:
1. Un tratado de paz para poner fin a la Guerra de Corea.
2. La reunificación de Corea, “temporalmente” dividida en Norte y Sur desde 1945.
3. El final de la ocupación estadounidense de Corea del Sur y la suspensión de los simulacros de combate anuales de un mes de duración entre Estados Unidos y Corea del Norte.
4. Negociaciones bilaterales entre Washington y Pyongyang para acabar con las tensiones en la Península de Corea.
A lo largo de los años Estados Unidos y su protectorado surcoreano han rechazado cada una de las propuestas. A consecuencia de ello la península ha sido extremadamente inestable desde la década de 1950. Ahora se ha llegado al punto en que Washington ha utilizado sus simulacros de guerra anuales, que empezaron a principios de marzo, para organizar un simulacro de ataque nuclear a Corea del Norte haciendo volar dos bombarderos B-2 Stealth con capacidad nuclear sobre la región el día 28 de marzo. Tres días después la Casa Blanca envió a Corea del Sur aviones de combate no detectables F-22 Raptor, con lo que la tensión aumentó aún más.
Veamos qué hay detrás de estas cuatro propuestas:
1. Estados Unidos se niega a firmar un tratado de paz para poner fin a la Guerra de Corea. Solo ha accedido a un armisticio, que es un cese temporal del combate por consentimiento mutuo. Se suponía que el armisticio firmado el 27 de julio de 1953 se iba a transformar en un tratado de paz cuando “se lograra un acuerdo pacífico final”. La falta de un tratado significa que la guerra puede volver a empezar en cualquier momento. Corea del Norte no quiere una guerra con Estados Unidos, el Estado con más poder militar de la historia. Quiere un tratado de paz.
2. Las dos Coreas existen a consecuencia de un acuerdo entre la Unión Soviética (que hace frontera con Corea y durante la Segunda Guerra Mundial ayudó a liberar de Japón a la parte norte del país) y Estados Unidos, que ocupó la mitad sur. Aunque el socialismo prevalecía en el norte y el capitalismo en el sur, la división no iba a ser permanente. Las dos grandes potencias se iban a retirar al cabo de un par de años y permitir que el país se reunificara. Rusia lo hizo; Estados Unidos, no. Llegó entonces la devastadora guerra de tres años en 1950. Desde esa fecha Corea del Norte ha hecho varias propuestas diferentes para acabar con la separación que dura desde 1945. Creo que la más reciente es “un país, dos sistemas”. Eso significa que aunque se unan ambas partes, el sur sigue siendo capitalista y el norte socialista. Será difícil, pero no imposible. Washington no lo quiere. Trata de conseguir toda la península para llevar su paraguas militar directamente a la frontera con China y también con Rusia.
3. Desde el final de la guerra Washington ha mantenido entre 25.000 y más de 40.000 soldados en Corea del Sur. Junto con las flotas, bases de bombarderos nucleares e instalaciones de tropas estadounidenses muy cerca de la península, estos soldados siguen siendo un recordatorio de dos cosas. Una es que “podemos aplastar al norte” y la otra es “Corea del Sur nos pertenece”. Pyongyang lo ve de esta manera (y mucho más desde que el presidente Obama decidió “pivotar” hacia Asia). Aunque este giro contienen aspectos económicos y comerciales, su principal propósito es aumentar el ya considerable poder militar en la región para intensificar su amenaza a China y a Corea del Norte.
4. La Guerra de Corea fue básicamente un conflicto entre la República Popular Democrática de Corea del Norte y Estados Unidos. Es decir, aunque varios países de las Naciones Unidas lucharon en la guerra, Estados Unidos se hizo cargo de la guerra, dominó la lucha contra Corea del Norte y fue responsable de la muerte de millones de coreanos al norte de la línea divisoria del paralelo 38. Es completamente lógico que Pyongyang trate de negociar directamente con Washington para resolver las diferencias y lograr un acuerdo pacífico que lleve a un tratado. Estados Unidos se ha negado sistemáticamente a ello.
Estos cuatro puntos no son nuevos. Se plantearon en la década de 1950. En la década de 1970 visité en tres ocasiones la República Popular Democrática de Corea del Norte, un total de ocho semanas, como periodista del periódico estadounidense The Guardian. Una y otra vez en las discusiones con los altos cargos se me preguntaba por un tratado de paz, la retirada de las tropas estadounidenses del Sur y negociaciones directas. Hoy la situación es la misma. Estados Unidos no va a ceder un ápice.
¿Por qué no? Washington quiere librarse del régimen comunista antes de permitir que la paz prevalezca en la península. ¡Nada de “un Estado dos sistemas”, pardiez! Quiere un Estado que prometa lealtad, ¿adivinan a quién?
Mientras tanto, la existencia de una “belicosa” Corea del Norte justifica que Washington rodee al norte con un auténtico anillo de potencia de fuego en el noroeste del Pacífico lo suficientemente cerca para casi quemar China aunque no del todo. Una “peligrosa” República Popular Democrática de Corea del Norte también es útil para mantener a Japón dentro de la órbita estadounidense y también es otra excusa para que el antes pacífico Japón se jacte de su ya formidable arsenal.
En relación a esto voy a citar un artículo de Christine Hong y Hyun Le publicado el 15 de febrero en Foreign Policy in Focus:
“Calificar a Corea del Norte como la principal amenaza para la seguridad de la región oculta la naturaleza falsa de la política del presidente estadounidense Barack Obama en la región, en concreto la identidad entre lo que sus asesores denominan “paciencia estratégica” por una parte y por otra, la postura militar y la alianza con los halcones regionales que ha desplegado. Examinar la agresiva política de Obama respecto a Corea del Norte y sus consecuencias es fundamental para entender por qué las demostraciones de poderío militar (de la política por otros medios, en palabras de Carl von Clausewitz) son las únicas vías de comunicación con Estados Unidos que parece tener Corea del Norte en esta coyuntura”.
He aquí otra cita de Brian Becker, dirigente de la coalición ANSWER:
“El Pentágono y el ejército de Corea del Sur hoy (y a lo largo del año pasado) han estado organizando masivos simulacros de guerra que simulan la invasión y bombardeo de Corea del Norte. Pocas personas en Estados Unidos conoce cuál es la verdadera situación. El trabajo de la maquinaria de propaganda de guerra está diseñado para asegurarse de que el pueblo estadounidense no se une para exigir que acaben las peligrosas y amenazantes acciones del Pentágono en la Península de Corea.
La campaña de propaganda está en pleno desarrollo ahora mientras el Pentágono asciende por la escalera de la intensificación en la parte más militarizadas del planeta. Corea del Norte es considerado el provocador y el agresor cada vez que afirma que tiene derecho a defender su país y capacidad para hacerlo. Incluso cuando el Pentágono simula la destrucción nuclear de un país al que ya trató de bombardear hasta reducirlo a la Edad de Piedra, los medios de comunicación propiedad de las corporaciones caracterizan este acto extremadamente provocativo como un signo de determinación y una medida de defensa propia”.
Y otra cita de Stratfor, el servicio de inteligencia privado que suele estar enterado:
“Gran parte del comportamiento de Corea de Norte se puede considerar retórico aunque, sin embargo, no está claro hasta dónde quiere llegar Pyongyang si continúa sin poder forzar las negociaciones por medio de la beligerancia ”.
Aquí se da por sentado el objetivo de iniciar las negociaciones.
La “belicosidad” de Pyongyang es casi completamente verbal (quizá varios decibelios demasiado alta para nuestros oídos), pero Corea del Norte es un país pequeño en unas difíciles circunstancias que bien recuerdan la extraordinaria brutalidad que Washington infligió al territorio en la década de 1950. Murieron millones de coreanos. Los bombardeos de saturación estadounidense fueron criminales. Corea del Norte estó decidido a morir luchando si vuelve a ocurrir, pero espera que su preparación [militar] impida la guerra y lleve a negociaciones y a un tratado.
Su gran y bien adiestrado ejército es defensivo. El propósito de los cohetes que está construyendo y de hablar de armas nucleares es fundamentalmente asustar al lobo que tiene a la puerta de casa.
A corto plazo, la reciente retórica encendida de Kim Jong-un es la respuesta directa al simulacro de guerra de un mes de duración de este año de Estados Unidos y Corea del Sur, que interpreta como un posible preludio de otra guerra. El propósito de Kim a largo plazo es crear una crisis lo suficientemente inquietante como para que Estados Unidos acceda finalmente a unas negociaciones bilaterales, y posiblemente a un tratado de paz y a la salida de las tropas extranjeras. Más adelante podría llegar alguna forma de reunificación en negociaciones entre el norte y el sur.
Sospecho que la actual confrontación se calmará una vez que terminen los simulacros de guerra. El gobierno Obama no tienen intención de crear las condiciones que lleven a un tratado de paz, especialmente ahora que la atención de la Casa Blanca parece absorta en el Este de Asia donde percibe un posible peligro para su supremacía geopolítica. (Global Research/Rebelión)
Traducido del inglés para Rebelión por Beatriz Morales Bastos.
*Jack A. Smith es director de Activist Newsletter.
Fuente: http://www.globalresearch.ca/the-dangers-of-war-what-is-behind-the-us-north-korea-conflict/5329307
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