El gran obstáculo para solucionar la crisis socio ambiental del Perú es el régimen neoliberal de Ollanta Humala, nuevo representante de la oligarquía peruana. Este gobierno reaccionario y las clases oligárquicas que representa no solo sostienen sino se benefician del status quo. En efecto, ellos tienen mucho que ganar de la denigración de grandes masas humanas (hombres, niños y mujeres) quienes sobreviven bajo serios riesgos a la salud y el medio ambiente a cambio de un insignificante beneficio que ofrece la mina. La pobreza de los centros mineros del Perú está suficientemente demostrada, tampoco aporta trabajo (empleas a menos del 1% de la fuerza laboral). La expansión e instalación de más minas en sus tierras perpetúa la pobreza y la injusticia. En esta etapa de la lucha del pueblo de Cajamarca, las mayorías ya dieron su veredicto expresándose en el fragor de la lucha: La expansión de la trasnacional Newmont con el proyecto Conga no es viable ni negociable. El gobierno y el apoyo millonario de la trasnacional apenas pudieron movilizar en forma intermitente y aislada a sus empleados y trabajadores, para morir de anemia social.
Sin embargo, para confrontar la crisis social, económica, cultural y ecológica en la industria minera en general, se requiere empatía con los pobres y sólidos principios. Se necesita un dialogo genuino con el pueblo organizado del Perú, no manipulaciones desde el poder del Estado. Las mayorías del Perú, aquellos que fueron calificados como "ciudadanos de segunda clase" por el felón García Pérez, rechazan la minería trasnacional. Atraves del reconocimiento del grave problema ambiental y el dialogo se pueden acortar las distancias y diferencias. Pero ese dialogo se debe dar sin condiciones ni las trampas ya conocidas del gobierno de turno.
No hay comentarios:
Publicar un comentario