La dictadura humalista sigue afianzando el corporativismo en el Perú.
Capitán Carlos
Frente al movimiento social contra la instalación del transnacional Proyecto Minas Conga en Cajamarca del Banco Mundial y Minera Yanacocha, el humalismo abrió su vertiente dictatorial con el desenfrenado apoyo al capitalismo burocrático, la gran minería y los neoterratenientes; la traición de sus propuestas electorales inscritas en el Jurado Nacional de Elecciones, expulsando corrientes reformistas y revisionistas del aparato estatal y colocando de Presidente del Consejo de Ministros a un militar en retiro y apologista del fujimontesinismo como lo es Oscar Valdés Dancuart; declarando un estado de emergencia sin reunión de su Consejo de Ministros como dispone la Constitución fujimontesinista; detención de dirigentes del Frente de Defensa Ambiental y de Frentes de Defensa de Cajamarca sin orden judicial; retención de transferencia de fondos al Gobierno Regional de Cajamarca; los diálogos regionales corporativos como acontece en Cajamarca, Apurimac, Cusco, etc., etc.
Continuó luego con la exacerbación patriotera y nacionalista burguesa atizando una carrera armamentista, el retorno al servicio militar obligatorio, el alejamiento de la Corte Interamericana de Derechos Humanos por proteger a un sector de militares que asesinaron extrajudicialmente en el operativo fujimontesinista Chavín de Huántar.
Hoy completa su faz corporativa y fascista con las declaraciones del dictador Humala de que no es ni de izquierda ni de derecha- equivalente a la tercera vía pregonada por el nacionalismo burgués velasquista: ni capitalismo no comunismo-; con su desbocado anticomunismo al impedir la inscripción electoral del MOVADEF- grupo neorevisionista y electorero- proclamado como marxista leninista maoísta pensamiento Gonzalo- pese a que la deforma pues niega la critica de las armas-; y en ocultar la verdad histórica de la lucha armada iniciada en 1980 en el Perú al solo promocionar los costos en vidas humanas y de bienes por las acciones del PCP pero no los genocidios perpretados por las Fuerzas Armadas y Policiales; y en la cual cuenta con el apoyo de ONG y las diversas corrientes del socialismo fariseo y domesticado peruanos.
De este periodo de la lucha armada peruana se oculta que las muertes se han dado en el marco de operaciones político-militares de dos bandos, cada uno de los cuales tenía su respaldo en las masas campesinas- guerrilleros por un lado y mesnadas (defensa civil, rondas, etc.) y en teatros de operaciones limpios de periodistas independientes con la Operación Uchuraccay del 29 de enero de 1983 donde campesinos ayacuchanos azuzados por las FFAA dieron muerte a ocho periodistas presuntamente confundidos como terroristas: “Las autoridades encargadas del control político militar de Ayacucho manifiestan que los periodistas fueron emboscados porque los confundieron con terroristas.”Sus máquinas fotográficas, por los teleobjetivos, fueron confundidos por armas de fuego” dijo el General Clemente Noel. Los Comuneros de Uchuraccay les lanzaron piedras con hondas hasta dejarlos inconscientes. Posteriormente los acuchillaron, apalearon y liquidaron a machetazos.” *
Es decir, so pretexto de luchar contra la inscripción electoral del MOVADEF, el Estado Peruano sigue avalando la impunidad de las FFAAA y FFPP en la lucha antisubversiva pese a que existen ya sendas sentencias judiciales nacionales e internacionales que acreditan los genocidios contra el campesinado, el proletariado, maestros, universitarios, etc. y las ejecuciones extrajudiciales de subversivos del MRTA y del PCP. Inclusive uno de los cabecillas de esta política antisubversiva como fue el japonés Alberto Fujimori ha sido sentenciado junto con su socio Vladimiro Montesinos por genocidio.
Para que la verdad histórica no se olvide presentamos nuevamente un artículo escrito hace casi una década donde esclarecemos el estado de la lucha de clases en su nivel armado en los primeros años de la década de 1980.
Mauricio Quiroz
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