miércoles, 15 de febrero de 2012

"CONGA VA" EN VEREMOS

Carlos Angulo Rivas

La primera gran manifestación, marcha de nueve días desde Cajamarca a Lima, en defensa del agua identifica la lucha política contra un proyecto depredador de los recursos naturales, aprobado de forma mafiosa por Alan García y Roque Benavides, representante de la minera Yanacocha-Newmont. Y que Ollanta Humala sin explicación alguna, en vez de suspenderel proyecto Conga debido a los vicios de origen detectados pretende llevarlo a cabo contra viento y marea. La falta de transparencia en el conjunto de este multimillonario proyecto se observó desde el principio, pues tanto los primer ministros Salomón Lerner como Oscar Valdez repitieron la importancia de los 4,800 millones de dólares de la inversión en 19 años, sin mencionar para nada los daños ambientales y la eliminación de cuatro lagunas naturales. Tampoco se habló ni se quiere hablar de la enorme rentabilidad del proyecto cuando se sabe que casi todo el monto de la inversión equivale apenas a la exportación de oro de Yanacocha-Newmont en el año 2010 debido a que el metal precioso alcanzó la cifra record de 1750 dólares promedio por onza. De esta suerte la intención del gobierno fue llevar adelante un "diálogo de sordos." 

La defensa del agua es vital para la población y la del medio ambiente también; sin embargo, el esfuerzo desplegado por la marcha de sacrificio pierde la orientación fundamental cuando la lucha de los trabajadores y pobladores adquiere un rasgo puntual o singular. Aquí el problema es mucho más de fondo y corresponde al enjuiciamiento global del gobierno de Ollanta Humala hasta ahora y la perspectiva de incumplimiento total de los compromisos adquiridos durante la campaña electoral que lo hicieron presidente. Después de la visita a España y a Davos, Ollanta Humala ha sacado su verdadero perfil político sin lugar a dudas, ya nada se puede esperar de él ni de su equipo de gobierno. Corresponde a la izquierda nacional la reorganización total en la dirección de constituir gobierno y no simplemente la de pedir correcciones que jamás ocurrirán.

Después de la renuncia de Salomón Lerner Ghitis a la presidencia del Consejo de Ministros existe una variedad de especulaciones y teorías respecto al futuro de la administración de Ollanta Humala. No me agrada mucho hablar de derecha, centroderecha, centroizquierda o izquierda a secas, aunque a veces estas disquisiciones sean necesarias para valorar la orientación de los gobiernos. Para ser más preciso prefiero hablar de la preservación del sistema actual o de cambio estructural económico y social social; de esta manera, en la política peruana, la primera opción nos coloca en la derecha y la segunda en la izquierda. Luego, por supuesto, vienen los matices hacia un lado o hacia el otro. La llamada “gran transformación, en lo fundamental, fue un proyecto de reajuste neoliberal del capitalismo extremo aplicado por Alberto Fujimori, atenuado por Alejandro Toledo y reforzado por Alan García en su segundo período. Desde el principio la llamada “gran transformación” mostró sus limitaciones debido a la exhibición por parte de Alan García de índices de crecimiento económico superiores al 5% en promedio y a la celebración jubilosa de los medios de comunicación propagando que se andaba en el mejor de los caminos con la feroz política excluyente, cuyos fundamentos son las inversiones en industrias extractivas depredadoras y la represión militarizada del estado. En las actuales circunstancias, sólo una evaluación crítica y autocrítica nos ubicará en el camino a seguir, pues la lucha continúa.

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