El final de la última huelga indefinida del magisterio sorprendió a muchos, nos preguntábamos que se había ganado. La respuesta fue fulminante: la dignidad. El maestro había sido pisoteado por el neoliberalismo por más de dos décadas y se levantaba de nuevo con el puño en alto.
El maestro a recuperado los conceptos éticos fundamentales del progreso en una sociedad, la dignidad y moral. Pero eso no quiere decir que no vea su realidad económica que ha sido pauperizado por los gobiernos de turno haciendo de el (o ella) un “maestro barato” y negándoles oportunidades de actualizarse con el desarrollo tecnológico tan importante en esta era atómica y cibernética. Así entonces el maestro vuelve a impulsar las luchas de nuestro pueblo levantando la lucha por una educación científica, democrática y popular.
En el movimiento magisterial hay dos tendencias tan diferentes como el día y la noche. Una que muere y otra que nace. El primero, CEN- Patria Roja, es conservativo y oportunista con una larga historia de traiciones atado a los intereses de la oligarquía y el imperialismo. Esta por el status quo, apoya a los gobiernos de turno y la reacción con quienes combate al pueblo, especialmente al Partido Comunista, como “terrorismo”. Patria Roja es el verdadero agente de la burguesía en el movimiento laboral, el perro de los grandes capitalistas, y promotores del reformismo y el revisionismo.
El SUTEP clasista, por otro lado, representa a los maestros de base de la capital y todas las regiones del país. Representa al progreso y las justas reinvindicaciones del magisterio, está inspirado por ideas nobles y revolucionarias, defendiendo la educación pública y gratuita en beneficio de nuestro pueblo.
La derrama magisterial, un banco financiado por miles de maestros, convertido en banco privado de Patria Roja ha transformado al CEN en una burocracia laboral integrada a la depravada comunidad empresarial del Peru. El CEN-PR es un sindicato de negocios, de componendas políticas y endosos electoreros de la gran burguesía.
Los países imperialistas, especialmente EEUU, han creado este tipo de aristocracia laboral que hoy trata de imitar Patria Roja. Participan en las ganancias de la explotación capitalista mediante la derrama magisterial y los gobiernos de turno lo subsidian para mantener a cambio la libertad de vender huelgas y acusar a sus oponentes de “terroristas”.
Denunciar el sindicalismo amarillo, viva el Sutep clasista y combativo.
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