lunes, 30 de octubre de 2017

LINCHANDO A CRISTO


“El arma más poderoso en las manos del opresor es la mente del oprimido”.
Esteban Biko* (1946-1977)

Dos décadas (1980-2000) de incesantes crímenes y genocidios de los gobiernos de turno en Peru acompañados por una brutal guerra sicológica contrasubversiva en los medios de información, principalmente la TV, tuvo sus efectos esperados. La modesta resistencia de la guerrilla por medio de su publicación oficial Bandera Roja y la de los progresistas El Diario no pudieron contener o neutralizar el masivo ataque de la llamada prensa basura (Grupo el Comercio, La República, publicaciones de ONGs, etc.) Sus periodistas estrellas tal como Luis Morales, Janet Talavera y otros fueron asesinados por los escuadrones de la muerte del estado, Rodrigo Franco y el Grupo Colina respectivamente. El diario fue dinamitado por Alan García y 30 periodistas apresados. Las pintas rojas en las paredes y las banderas rojas izadas en casi todos los cinturones de miseria de Lima y los paros armados no podían competir con la pequeña pantalla de TV totalmente influenciada y comprada por los aparatos de desinformación del estado.
La guerrilla maoísta tuvo considerable apoyo en las zonas pobres de Lima y en gran parte del campo donde existió gérmenes del nuevo estado, pero en general la guerra de la información/desinformación (no la guerra en términos político militares) la ganó el estado. Triunfo la infamia y la mentira.
Y como quedaron las masas? Esta probado por la ciencia que las masas tienen la tendencia de integrar información falsa en la memoria porque es mucho más sencillo que el análisis crítico de la información. El cerebro humano saca la información incorrecta primero porque es más fácil de recuperarlo, es como icon en el monitor de una computadora que aparece con un click.
Si está allí viendo o leyendo todos los días en todos los programas y diarios los supuestos “crímenes de sendero” entonces la gente pierde la resistencia a examinar su veracidad y sucumbe a la desinformación. (Current Directions in Psychological Science, Volume 25, issue 4, page 281-285, August 2016). Asi la gente cree que la guerrilla mato campesinos, mujeres y niños, bombeó Tarata, mato a Pedro Huillca, Moyano, etc).
Tarata fue un arma potente de la guerra sicológica, la TV lo pasó casi a diario durante meses, la guerra recién llegaba a Lima, el SIN de Montesinos controlado por la CIA debía contener a toda costa la popularidad ascendente de los maoístas con esta acción terrorista del mismo estado. Explosivo militar C7, doble cráter con 2 explosiones, etc. Era un sacrificio. No hubo versión de la otra parte excepto uno que otra opinión personal que admitía culpabilidad con “fue un error”. Tarata lo hizo el SIN.
Y las nuevas generaciones? Allí tiene un gran problema. Repetir la masiva desinformación de los 90’s fue intentado por la TV que recibe financiamiento del estado pero en estos tiempos de los medios sociales, ya no funciona.
Los jóvenes deben juzgar la guerra popular basado en la ciencia, en la realidad. Debe romper la norma predeterminada social y cultural. Se requiere una revolución del trabajo propagandistico en las colegios, universidades, fábricas, en el campesinado, en los parques, calles, en todo sitio expresar el carácter democrático de la revolución y combatir las más groseras distorsiones de la epopeya más grande del Peru del
Siglo XX. Educar a las masas poco a poco hasta romper la alineación.

La reacción busca la homogenization del modo de pensar y actuar de la población, hacerlos robots manipulables por la prensa basura, quitarles el sentido común y el raciocinio. Es como inyectarles una vacuna que causa alergia al primer tono de la palabra revolucionaria porque han Perdido autonomía en la definición y práctica del pensamiento. Actúan dentro de los parámetros del opresor, del régimen fascista y hasta linchan a quienes buscan emanciparlos.
Le inyectan el miedo a las masas con sus leyes fascistas, como esa de apología cuando ellos son los reales terroristas. Pese a que promueven la religión y la visita del papa, lo que realmente quieren es que las masas linchen nuevamente a Cristo.

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